Un viaje entre amigas a las Aguas Termales de la Musui

      Cuando regresábamos del Parque Nacional Morrocoy después de bucear, Anni y yo hablábamos de paisajes increíbles y destinos a los cuales queremos ir. Andábamos por la carretera imaginando ya otro lugar de Venezuela y salió un comentario de las Aguas Termales. Anni había ido anteriormente y me dijo que porqué no ir si yo no lo conocía. Por fin daba con un destino al cual yo no había ido. Nos quedamos todo el resto del viaje pensando en estar en esa montaña leyendo libros y disfrutando de tan espectacular agua.



   
      Entre semana llevamos los carros al taller y sólo estábamos esperando que alguno estuviese listo para irnos a Mérida con destino a las aguas termales de la Musui. Se alargó la semana y el viernes Vane nos dijo que había posibilidad de que ella se anotara. Ese viernes Anni vino a Barquisimeto y se quedo aquí. Hablamos con un amigo, Jean, y le comentamos si quería ir a este viaje ya que él nunca ha conocido esos lugares y este estilo de vida que solemos tener. Aceptó sin saber en que se estaba metiendo. El sábado buscamos a Vane en Acarigua y nos fuimos a Mérida.


      Mientras viajábamos a en la carretera, íbamos hablando de todo un poco. Jean es un amigo que ha vivido sus etapas y ahora está en búsqueda de su espiritualidad. Era increíble todo lo que hablábamos, porque nos contábamos todos nuestros secretos, esa amistad donde no tienes miedo de contar tus mayores miedos. Nos agarró la noche y cuando llegamos a Tabay nos dimos cuenta de que llegamos como paracaidistas, sin lugar donde quedarnos decidimos quedarmos en un Hotel cerca.






      Esa noche nos fuimos a cenar tarde por ahí y a tomarnos unos tragos. Tenía demasiado tiempo que no salía con buenos amigos a compartir en un buen bar, unas  birras y unas excelentes rolas como acompañante. Luego de ese largo rato nos fuimos al hotel a descansar. A la mañana siguiente nos levantamos con las mejores energías. Éramos unas locas bailando y saltando de lo felices que amanecimos. Empacamos todo y salimos rumbo a la vía del páramo con destino a la Musui. Hicimos una parada antes y fue en el mercado principal de Mérida para tomarnos unas vitaminas y hacer compras de frutos secos y deshidratadas. Allí esperamos el encuentro con varios amigos, Alvaro con quien hice las 5 aguilas y una linda parejita emprendedora que hacen unos panes increibles. fuimos a tomarnos un cafe y compartir un buen momento. Ya al mediodía partimos. El camino fue excelente hablando de todo un poco. Como yo no estaba de piloto apliqué una de las mías: quedarme dormida sin avisar. Es ley que cuando toco el asiento trasero de un vehículo, se apodera de mi y caigo rendida hasta babear el asiento. Vanessa me despierta diciéndome que habíamos llegado, abro los ojos y estábamos estacionados en la casita de un señor  que recibe viajeros. Nos bajamos y hablé con él, un señor mayor y algo tartamudo; le pregunte si había visto subir a gente a las aguas y nos dijo que ya más bien la gente estaba bajando porque el fin de semana había acabado. Nos montamos las mochilas y comenzamos la caminata. Jean nuestro amigo era la primera vez que hacia esto en su vida, así que nosotras nos repartimos el peso de él, pero apenas comenzó la subida no podía con su cuerpo, para él era un juego mental, el clima, la altura, la falta de aire y el cansancio. Yo me quedé atrás con él en la etapa más fuerte para motivarlo, y lo ayude a cargar el bolso que tenía en ese momento para aligerarle más peso aún. Al cabo de una hora logró subir esa colina que a él le pareció eterna. Yo disfruté muchísimo acompañarlo porque iba recogiendo dientes de león y soplándolos para pedir deseos y tomando fotografías. Ya cuando llegamos al tope de la colina el camino era más tranquilo, íbamos disfrutando de los paisajes y jugando a que éramos dora la exploradora. La vista de ese pequeño trekking es increíble y el clima es súper agradable. 





      

     

       Anni ya ha ido varias veces a estas agua termales, así que ella nos tenía reservado el lugar donde íbamos a acampar que no es el común. Cuando pasamos las aguas termales vimos muchísima gente allí. A mí en particular no me gusta ver a tantas personas en un mismo lugar, por suerte a las muchachas tampoco. Es difícil disfrutar cada detalle de un lugar cuando está atestado, cada animal, cada planta, cada brisa, cada silencio, cada susurro del viento, cada nube, cada ruido del río, cada rayo de sol. Así que decidimos seguir la caminata hasta nuestro campamento. Cuando llegamos teníamos la mejor vista. Buscamos colocar la entrada de la carpa con vista al Pico Humboldt.


 
Armamos nuestro campamento con trabajo en equipo. Como aún era temprano, estábamos acaloradas por el trekking  y no queríamos ir a las aguas termales aún, decidimos tomar sol allí mismo en el campamento. Yo escribía y dibujaba, Anni leía un buen libro, Vane, nuestra pan de leche, como es la más blanca tomaba el sol y Jean, estaba dentro de la carpa descansando de la caminata.






    Nos agarró el atardecer y el frío comenzó a penetrar nuestros cuerpos de sirena. ¡Jajaja! Mentira, nos pegó el frío y fuimos a ponernos ropa abrigada y cuando entramos en la carpa no quisimos salir más. Seguíamos hablando y los ataques de risa no eran normales. Ya cuando no teníamos más nada de qué hablar decidimos salir a tomar fotografías nocturnas. Súper chistoso porque ninguna en su vida había tomado una foto nocturna. Parecíamos chinas con manual de instrucciones venezolano. Nos tocó tirar mil flechas hasta que dimos, y poco a poco cada una iba mejorando la foto, por lo menos ya no se veían borrosas. Obviamente ninguna tenía trípode, así que una piedrita fue nuestro sustituto. Pasábamos frío allá afuera pero la satisfacción, el aprendizaje y sobretodo la felicidad eran más grandes. Menciono demasiado la felicidad, eso era lo que nosotras encontrábamos en ese viaje. Después de un buen rato de aprender cosas nuevas, nos metimos a la carpa para descansar. Nos hicimos una súper cena: galletas con diablito, era lo más practico para llevar y lo que encontramos, y sí, lo sé, no es nada sano pero ya los frutos secos y las frutas deshidratadas las estábamos reservando para el día siguiente. 



    

     En la carpa dormimos los 4 amorochados, no había razón para llevar otra, Jean no tenía sleeping así que le presté el mio, Pan de leche compartió conmigo su sleeping y así dormimos. Desperté y vi que estaba sola en la carpa, yo había pasado mal la noche porque sólo dormí con un poco del sleeping de Vane y no tenía nada abajo, ni aislante ni cobija; pero cuando abrí la carpa lo primero que observo es el Humboldt despejado y lo olvidé todo, sólo me quede hipnotizada viendo el pico con el lente de la cámara con su máximo zoom; veía como pasaban las nubes como hilos que entrelazaban a la montaña, unos hilos de color gris y otros de color blanco. Y de pronto vi como una capa de niebla tapaba todo el Pico. Son esos momentos donde me desconecto totalmente para únicamente apreciar lo increíble que puede ser la naturaleza. 


Salí de la carpa al rato y veo que llega Jean y me dice que las muchachas ya están en las aguas. Me cambié y salí directo para allá con el. Cuando llegamos ellas eran las únicas en las aguas termales. ¡Increíble! Fue lo que dije cuando vi el color del agua cuando no hay gente. Un color turquesa donde emana un vapor que le da ese toque de tentación. Nos metimos todos al agua, por primera vez en mi vida estoy en una montaña a más de 3 mil pies y no lo pienso dos veces para entrar al agua. Una vez allí no quería salir. Un par de hora estuvimos allí, como caimanes, solo asomábamos los ojos y de vez en cuando la cabeza para mirar el paisaje. El frío afuera estaba fuerte porque era muy temprano. Ya a las 9am salimos para desarmar campamento e irnos.





      Bajamos empacamos y nos turnábamos para jugar con nuestra guía de montaña: una linda perra, les debo su nombre. Cuando regresábamos ya Jean iba con otro ensamble, con otro rostro, no sé si era de satisfacción, pero era una cara que hablaba de la recompensa que es el paisaje ante tan gran esfuerzo. Nosotras íbamos con nuestra cámara tomando las últimas fotografías de esos paisajes y al mismo tiempo íbamos recogiendo la basura que veíamos como de costumbre.  Llegamos todos a la casita del señor y las bolsas de basura las dejamos justo en un cesta grande en la entrada de la casa y metimos los bolsos a la camioneta, sin chance de despedirnos de ese viejito porque no estaba allí, estaba en la montaña trabajando. Mientras íbamos ya en la vía, yo seguía observando los paisajes de la bella Mérida, de verdad que esta carretera del páramo me parece la mejor de todas aquí en Venezuela. Hicimos parada en una tienda de antigüedades y luego en un restaurante en la entrada de la laguna de Mucubaji. Almorzamos sopa y un chocolate caliente y salimos a la laguna para que Jean la conociera. Estuvimos un rato allí hasta que el frio nos corrió. Ya sabía que el viaje estaba terminando, así que  terminé de disfrutar la carretera hasta llegar a Barquisimeto.




Terminamos este viaje con unas energías increíbles. La manera como alimentamos la mente, el alma y ese fortalecimiento de las piernas, una combinación perfecta. El estar en perfecto equilibrio entre alma, mente y cuerpo nos recargó las ganas inmensas de seguir aquí en nuestro país y a mí en particular de seguir escribiendo para contarles estas lindas historias acerca de cómo veo la vida, de mostrarles a través de mis experiencias y fotos lo hermoso de Venezuela . Los invito a que viajen con grandes amigos y compartan experiencias únicas. No hace falta que ese amigo lo tengas siempre a tu lado. Recuerden que un viaje es la mejor manera de acercar esas amistades que se encuentran lejos (en distancia) para volverse a encontrar, para convertirse en uno solo. 


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4 comentarios:

  1. Anónimo12/12/2015

    Que buenos recuerdos me traen estas fotos!!! Espectacular Paisaje, Clima, que rico llegar hasta las AGUAS TERMALES DE LA MUSUI.... Definitivamente Inolvidable!!!! Con ganas de volver, años sin visitarlas :(

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  2. Me encanto el relato. Y ya estoy anotando los viajes para este 2016, y Merida esta presente! Piernas fuertes, alma incanzable y corazon lleno de vida se van a disfrutar la aventura! Buena vibra por siempre

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  3. Hola, qué tal allá ahora, no es peligroso ?
    Saludos, lindo dibujo y fotos.

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  4. Buenas fotos!...gracias...

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