Canaima: Vivir un sueño

¡Hola a todos!

      Aquí estoy de nuevo con otra de mis aventuras y la contaré tal cual como la viví, sin editar nada. 

No suelo ya usar el termino de viaje, porque ya esto para mi es un estilo de vida. Se trata de que mi vida sea un eterno viaje en busca de mi ser. Espero le guste esta historia.
   
     Una noche hablaba con una amiga y me cuenta: "¡Hey! Un amigo me está comentando que quiere ir a Canaima antes de irse a hacer un curso y somos las únicas que él conoce que no formaríamos ningún problema en el viaje." Yo le digo que obvio acepto ir con el grupo. Esta super noticia me la cuenta justo 4 días antes del fin de semana de carnaval.

     Dos días antes del viaje se confirma todo, y bueno, me tocó correr para buscar las cosas que me hacían falta (bolsitas herméticas para la ropa, un sleeping mas pequeño del que tengo, una hamaca que no le entrara el frío, repelente, etc.) La emoción no era nada normal, más para Vanessa que nunca había ido para Canaima. Estábamos ansiosas y ya se hacia la hora. Sólo seríamos 4 personas, José es piloto, así que está en todos lados, pero esta vez nos encontraríamos en Valencia y saldríamos desde Maracay con destino a Bolívar. 
     
     Nos vinieron a buscar a Cabudare. Vane se vino de Turén hasta mi casa  (somos chicas de pueblo). No me quise llevar el carro porque tenia una falla y todo fue muy repentino; queríamos irnos en bus hasta Valencia pero los muchachos no querían porque era un peligro. Quien nos vino a buscar era todo un personaje: un chófer que se llama Lenin y vive en San Felipe, él decía que era el escolta del Presidente Maduro allá en Yaracuy. Nos buscó en mi casa y mi cara no fue normal; él bajó pidiéndome el baño, con una botella de Ron en la mano y reguetón a todo volumen. Imposible que lo dejara entrar a mi casa con esa impresión, igual orinó a dos casa de la mía en un árbol. Arrancamos a Valencia y me tenía nerviosa al principio, ya después fui tolerando la música y los disparates que decía; de verdad eran disparates, cosas como: "Yo detesto a los chavistas ladrones, que se agarran el dinero y se hacen ricos a cuesta de uno, pero yo viajo todos los fines a Cúcuta a raspar cupos." Otra cita célebre fue: "Yo si es verdad que quiero a mi país, no como esos cagones que destruyen al país con su falta de cultura", y mientras dice eso tira la colilla del cigarro a la carretera y maneja con una botella de ron en la mano a 140 km/h... y así eran todos sus disparates. Un personaje que contradecía totalmente lo que decía y su forma de actuar. En fin...  Logramos llegar a Valencia sanas y a salvo y vimos a los muchachos, para mi fue como la luz. Los conocí y super panas y buenas vibras. Les pregunté preocupada si ellos eran amigos o algo así (de Lenin), y se echan a reír diciendo que lo contrataron a él porque hay que ayudarlo y que bueno hay que quererlo porque hace bien el trabajo como chófer. Cuando hicimos las compras al día siguiente los cuatro  en Valencia, hablamos sobre cualquier cosa y de los preparativos, y  me di cuenta que seriamos un buen grupo de viaje.

     Partimos a Maracay y de ahí directo a Canaima con parada para recargar combustible. Cuando estábamos en vía a Kavak y estábamos llegando al Auyan Tepuy, comencé con mareos no sé porque. Todos estábamos distraídos, viendo esos imponentes Tepuyes y ver en especial el Auyan Tepuy era algo que te dejaba como ido, boca abierta... Me quedaba contemplando en silencio los Monolitos, que son los guardianes de la zona. Estábamos tan emocionados (bueno yo sí es verdad que lo estaba, supongo que lo muchachos también) que pasamos por el Salto Ángel y como era verano el salto era poco, no se notaba mucho a lo lejos. Igual seguía alucinando por ese Tepuy tan imponente,


tan pero tan gigante. José da la vuelta para sobrevolarlo más de cerca, pero esa vuelta de manera tan brusca hizo que me mareara a tal punto que cuando pasamos yo tenía una bolsa en la cara para vomitar. Tenía la cara en la ventana y en la bolsa, más en la bolsa que en la ventana, y la cámara de adorno en ese momento, me contuve todo lo que pude, pero hay cosas inevitables. Después me entere que Luiggi estaba en el mismo plan  que yo en ese mismo instante.
Campamento Kavak
Vista del Salto Angel en Verano
     Aterrizamos en Kavak. Ahí preguntamos como era el hospedaje y toda la cosa. Todo estaba full porque era temporada alta. Nos tocaba acampar en algún lado. José preguntó sobre una pista de aterrizaje en el tope de un Tepuy que un amigo piloto le había comentado. Un pemon, Alexander, le explicó mas o menos el lugar y como era la pista. Parecía todo bien, y como niños chiquitos en busca de historias y aventura  dijimos "vamos para allá", no perdemos nada con asomarnos y ver como es eso allá arriba. Subimos al avión, despegamos rumbo a Waipen Tepuy. Al estar cerca, ya mis ojos no podían pestañear mas, veía el salto como un velo de novia en medio de un campo totalmente verde, el brillo del sol le daba un tono con más contraste, colores vivos por todos lados. En el tope vimos la pista y dos chozas, una al inicio de la pista (o final, no lo sé) y otra a mitad, justo al borde del Tepuy con vista al Salto Aicha. El aterrizaje no fue complicado ( a José lo noté muy tranquilo), nos bajamos y cuando nos acercábamos a la choza la ansiedad aumentaba, Era una choza a medias, le faltaba la mitad del techo; tenia una escalera en el medio y era obvio que me subiría hasta el tope y  apreciar la vista de ahí. Llamé el lugar "Sitio Mágico"... de esos lugares donde no sé como reaccionar, te quedas sin palabras, sin aliento... Recibo el rocío de la cascada, cayendo en mi rostro y en mi cuerpo.. una brisa que sopla y arropa mi alma, unos rayos de sol radiante que pinta mi piel y todo lo que toca, avivando todos los colores de ese sitio mágico. Son de esos lugares donde Dios se sienta a tu lado y te habla, te dice un Hola y te sonríe. Me quede ahí por un tiempo contemplando ese paisaje. Tenia a Vane cerca, y los muchachos un poco mas lejos. Ninguno decía nada. Escogimos el lugar perfecto que sería nuestro hogar por varios días.
   
Waipen Teúy


Campamento
    Comenzamos a armar nuestra humilde morada. Desempacamos todo y armamos las carpas. Nosotras escogimos fuera de la choza con vista al salto, y los muchachos si acamparon dentro de la choza porque el viento era fuerte.  Guindamos las hamacas a lo que se acercaba la noche, dentro de la choza. Preparamos la cena; menú de chef. "Teníamos hasta mesa". Jose y luiggi se encargaron de las comodidades (querían traerse hasta cava, pero era demasiado equipaje y se quedó en la camioneta en Maracay). Me parecía raro estar en un Tepuy con mesa, sillas, velas y otras comodidades, cuando soy de esas donde llevo todo encima en mi mochila y no tengo espacio y ni resistencia para cargar esas cosas (es peso extra que no sirve). Fui a reposar en la Hamaca y cuando me acuesto y fijo la mirada hacia arriba, me doy cuenta que estoy en el mejor de los Techos; un cielo despejado con un millón de estrellas... veía pasar las estrellas fugases, mientras la brisa golpeaba la hamaca y hacia mecerme para así darme las buenas noches.

     Al despertar me levanto emocionada abriendo la carpa para ver si lograba ver el amanecer, y había olvidado que es muy difícil ver un amanecer en un Tepuy porque las nubes amanecen condensadas, super bajitas que tapan todo (igual la esperanza es lo último que se pierde), y a parte esa brisa fuerte y fría. Así que seguí durmiendo. Despejó a las 9am y ahí si todo era mágico de nuevo. Desayunamos arepa con perico, empacamos una mochila para todos y despegamos rumbo a kavak.




Desayuno de CAMPEON 


Camino a la Cueva del Indio
         Cuando llegamos a Kavak hablamos con Ortencia, ella es la jefa de lugar, la Casique del campamento; una señora super atenta y cariñosa, y con voz de mando (pero dulce). Fuimos hasta el comedor y ahí nos explico cómo son las excursiones allá. Nos ofrecía galletas, café y agua. De verdad los locales de allá, han adoptado la verdadera calidad de servicio, una atención que combinada con los paisajes te hace volver a ese lugar, te hacen sentir cómodo y feliz. Decidimos ese día hacer la cueva del Indio (Karan Yeuta). Nuestro guía seria un pemón mayor, apodado como Carlos (les debo su nombre pemón). Él nos llevó hasta la cueva y nos contaba la historia del lugar. Por ser mayor, hablaba de la historia de la zona, las creencias de los espíritus y guardianes de allí. A mi me encantaba hablar con el y escucharlo hablar. Todos le hacíamos preguntas acerca de todo. Cuando llegamos a la cueva era todo un espectáculo. Un cascada encerrada entre unas paredes enormes. Nos quitamos la ropa y al agua, hasta llegar al salto y quedarnos debajo de él sintiendo la presión de esa agua en la espalda. Al rato salimos y nos preparamos algo ligero de comer y siempre agradeciéndole a nuestro guía por todo y brindándole nuestra comida.


Cueva del Indio



Camino a nuestro Sitio Magico
    Cuando regresamos teníamos  una sonrisa de oreja a oreja, hablando del trayecto a la cueva. Llegamos de nuevo al campamento Kavak y contándole todo a Alex y la Sra Ortencia. Nos despedimos de todos ellos y le dijimos que nos veríamos a los dos días porque mañana iríamos a Uruyen, otro campamento ubicado más al sur pero cerca. Nos montamos en el avión, despegamos y nos fuimos de nuevo a nuestro sitio mágico. Cuando aterrizamos, no terminaba de caer en cuenta de que esa era mi casita temporal, de nuevo llegaba al tope, justo al frente de la carpa, y contemplaba mi ventana. Los atardeceres eran hermosos a pesar que una columna grande de otro tepuy nos tapaba la puesta de sol, pero podía ver los tonos de colores en el cielo y en las nubes. Después de llegar e instalarnos, nos íbamos al salto Aicha, nos bañábamos justo al borde, en la puntica y después lavábamos los corotos que usábamos (no conseguimos jabón ecológico y usamos el jabón azul como sustituto). Nos preparamos una rica cena, y después a reposar la comida en las hamacas viendo la mejor pantalla de un televisor, "El Universo". Ese día era tan espectacular la brisa que dormí en la hamaca esa noche y no en la carpa.



Mi Ventana
Atardecer en el Waipen Tepuy

      Otro día en sitio mágico, y otro día para agradecerle a Dios por crear una naturaleza tan perfecta. Me gustaría que las personas volvieran a estas raíces, somos parte de ellas, pero el mismo hombre se ha encargado de alejar a las nuevas generaciones y de convertirlos en máquinas que sólo piensan en sexo y dinero, crear robots que viven en una zona de confort, donde nada crece, con pensamientos básicos que dicen que la felicidad es echarse en una cama y ver televisión, donde se ha perdido la esencia del arte y la verdadera música, donde un padre no sabe entretener a un hijo, sino es con televisor, un teléfono, o un artefacto inteligente (a donde hemos llegado); una sociedad donde todos van como ovejas sin rumbo. Pero en fin... no me quiero desviar de la historia del viaje...


     Preparamos el desayuno nuevamente, aquí me detengo porque era cómico escuchar a José decir que "va haber peo" ...él no creía la armonía y la paz del lugar, y más que todos competíamos de quien haría la comida, y en donde todos colaborábamos  en cocinar, picar, poner la mesa, lavar los platos. Decía eso porque todos sus viajes eran en grupos grandes que en su mayoría iban en plan de beber hasta la muerte, y las mujeres con esa mentalidad de que van a la naturaleza y piensan que alguien les va a cocinar, lavar los platos, que nos les va picar ninguna plaga, que no aguantaran calor o frió... de esas que viven quejándose (seguro pronto saldrá a la venta una burbuja donde puedan meterse). Luego del desayuno, llevábamos lo necesario para un día de excursión:

  •  Una mochila que se ajuste cómodamente en la espalda.
  •   Protector solar y repelente de insectos.
  •   Gorra, Lentes.
  •   Zapatos cómodos (zapatos de montaña).
  •   Termo para recoger agua.
  •   Camisa frescas ( maga corta y maga larga)
  •   Bolsa hermética para meter las cosas de valor monetario.
  •    Unas media por si se te mojan las que se están usando.
  •    comida
  •    traje de baños como ropa interior.
  •    Cámara fotografía y pilas de repuesto
  •    las ganas de caminar y DISFRUTAR 
    Nos fuimos de sitio mágico hasta Uruyen. Cuando llegamos hablamos con el casique del campamento y les contamos que estábamos de pasada y que queríamos hacer una excursión en la zona. Nos presento el guía, un pemón super joven que ni hablaba, había que sacarle las palabras con una cuchara. La ventaja es que como era joven, hablábamos mas normal con él y lo convencimos de llevarnos a más de un salto. No recuerdo su nombre, pero me encantaba porque cuando llegábamos al sitio el solo se echaba sobre una roca, con una pajita en la boca y nos observaba a nosotros (me imagino que en su mente diría que cómica esta gente que se emociona con ver este río). Conocimos la cueva de Yurman (Yurman Yeuta) y de regreso pasamos por el Salto Akareupa (Akareupa Vena). Espectacular los lugares. Para mi fue un día para meditar, porque el amibente estaba perfecto, mariposas posándose en mis piernas, el sol calido, la sombra de los árboles hacia juego en el agua y sobre la tierra, donde el brillo del sol jugaba con el tono del cuerpo de Vane cuando le tomaba una fotografía. Aqui mejor les dejo las fotos para explicarle como era el lugar:










      Regresamos y cuando llegamos al campamento de Uruyen había dos aviones iguales al que estaba piloteando José. Eran unos caraqueños, unos morochos y un Señor que no recuerdo el nombre, parecían sacado de esos programas de televisión de aventuras. Se instalaron a hablar de aviones y cuando José le contó donde nos estábamos quedando, decidieron irnos a visitar y conocer el lugar. Arrancamos del campamento, ellos salieron primero y nos vimos todos en Sitio Mágico. Cuando estábamos allá, hablamos un rato con ellos y de que se la pasaban por aquellos lares, hicieron un espectacular despegue (les debo el video porque no lo he publicado) rozando el borde del Tepuy. Después de ahí nos volvimos a quedar sólo los 4, preparamos cena y de nuevo a ver nuestro Televisor con una serie REAL: "Conteo de las estrellas, constelaciones y estrellas fugaces"
,

     A despertar. 9am y listos para desayunar y preparar todo para otro día de aventura y excursión. Nos fuimos de nuevo a Kavak y vimos a Alex y la Sra. Ortencia. Esta vez nos dijeron para ir a la cueva de Kavak (Kava Yeuta). Nuestro guía si que era otro personaje, decía que era la persona con más resistencia para subir tepuyes en la zona, 96 veces había subido el Auyantepy, los que practican trail running lo han buscado para correr juntos esas zonas. Él le dice a Alex el pemón hippie (usa el pelo largo). Es el guía mas citadino que he conocido. Ahí en Kavak donde venden los recuerdos, le dice el que pequeño sambil. Son pemones que han estudiado en la ciudad y han ido a  Caracas.

Cuevas de Kavak
      Nos llevo a la cueva y uuuff. Increíble el lugar. Espero no aburrirlos diciendo lo mismo, un lugar perfecto, es que allá todo es perfecto. Siempre me pregunto cuando voy a estos lugares, porque la gente solo se quedan viendo la vida de otros en un televisor, en su casa y no salen a vivirlo. La gente me dice que porque viajo tanto, y yo les respondo ¿por qué piensan que viajo tanto? Si la vida es un viaje, me gusta vivir mi propia vida, salir al verdadero mundo, ese mundo que esta allí afuera y muchos no lo ven, porque están dormido, con los ojos cerrados, y no se preocupan por despertar y salir al mundo real. Yo con estas historias, fotos y filosofía de vida trato de tejerles unas alas. Yo sé que se irán cuando termine, pero no
soporto verlos sin volar en esa zona de confort. Esto que estoy viviendo ahora es sublime, he encontrado la felicidad plena y me gustaría contagiarlos y ayudar a que la encuentren. Saber que tienes un alma y que puede ser libre y volar, teniendo tu cuerpo sobre la tierra y con los 5 sentidos al máximo... me volví a inspirar, ahora voy a retomar la historia. 

Gruta de Kavak



   Regresamos de la corta excursión, pero lo disfrutamos al máximo, lanzándonos a la cascada, llevando golpes con las rocas, nadando como niños que nunca han visto un pozo de agua. En el comedor nos estaban esperando Alex y La Sra Ortencia. Ya no había gente en el campamento porque había pasado carnaval. Estaban ellos ahí contándonos y enseñándonos palabras en pemón, también hablamos de más lugares por conocer y nos mostraron una foto de una cueva gigante con un helicóptero en miniatura, parecía un juguete superpuesto en la foto. Les preguntamos como podíamos hacer para llegar allá que no fuera en helicóptero (eso sale increíblemente caro) y nos dijeron de una comunidad pemona llamada Purweken y que ellos podían llevarnos hasta allá caminando, y nos explicaron como llegar. Después nos ofrecieron lo de siempre, café, galletas y agua. Antes de irnos José cuadro el combustible que lo iría a buscar al día siguiente para seguir recorriendo lugares. Salimos de allá temprano y nos fuimos a la otra comunidad para indagar y preguntar. Cuando íbamos aterrizando, veía esa comunidad en miniatura, donde los niños, madres y hombres nos veían llegar de manera curiosa, sin despegar la mirada de nosotros. Eramos unos totales extraños para ellos, no están acostumbrados al contacto con turistas. A lo que aterrizamos cerca de la cancha de voleibol, veíamos como todos se nos acercaban para saludarnos y ver la razón por la que estábamos allá. Nos recibió Victor, el que fue casique antes del actual, de la manera mas cordial y entusiasta, y otro pemón que era el profesor de la única escuela que hay por la zona. Hablamos con ellos sobre la Cueva fantasma y nos contaron de que si hay un camino para llegar, era una excursión de 3 días. Nosotros no podíamos 3 días porque estábamos ya cortos de tiempo, y hablamos para hacerlo en dos, teníamos la capacidad de hacerlo, íbamos a ir ligero de pesos y con un guía y un porteador. Ellos aceptaron y claro nos decían que dependíamos de nosotros para hacerlo en dos días, nos abrieron sus puertas para quedarnos en hamacas y en carpa en su comunidad por si necesitábamos hacerlo. Nos fuimos de allí emocionados sabiendo que al día siguiente iríamos con destino a un lugar recientemente descubierto (en el año 2006 lo encontraron) y éramos los terceros turista en ir a conocerlo. Llegamos de nuevo a nuestro sitio mágico, y allí me paré al pie del tepuy y con vista al salto, me senté y comencé a escribir mi historia y fue inevitable dibujar lo que veía, hacer verdadero arte, admirar y contemplar la expresión que vale una imagen, no sólo quería conservar fotografías móviles, quería algo mas, no solía dibujar desde hace años, y recordé que esa era una pasión de niña y de adolescente que había perdido. Ese dibujo le hice una dedicatoria a unos amigos que han comenzado un gran proyecto de recuperar el verdadero turismo en Venezuela, y no sólo turismo sino un turismo ecológico.



Comunidad de Purweken







 

 Era nuestro ultimo día ahí en sitio mágico, había sentimientos encontrados, no me quería ir, ninguno se quería ir. Vivir un total sueño, sintiendo esa paz y tranquilidad en ese lugar que no podía
describir en palabras, un paisaje que alimentaba  la imaginación, un lugar donde podías contemplar la realidad que deberíamos tener, no era un fondo de pantalla de la computadora, era algo que estaba viviendo. Preparamos nuestra última cena allí y Jose se destacó con unos pimentones que quedaron divinos. Nos acostamos en nuestras hamacas y a volar de nuevo mientras la brisa las movía. En esos ratos era donde hablábamos más sobre cualquier cosa, eramos personas mostrando nuestro verdadero ser, son en este tipo de lugares donde conoces realmente a las personas, sus almas desnudas, donde la mente, cuerpo y alma esta en armonía. Hablamos de lo que en realidad nos apasiona y que queremos ser. Aislados de la sociedad, las comodidades, donde te enfrentas a lo desconocido y luchas con miedos; donde la persona de a lado te da la tranquilidad porque también esta en perfecta armonía. Destapamos una botella de vino y brindamos por todo eso.








     No hay despertador, me levantaba por inercia, allí nos acostábamos temprano por tanta tranquilidad. Recogí los platos sucios, me fui al río a lavarlos sola, solía hacerlo porque me gusta imitar lo que hacen las mujeres indígenas el día al día, no me quejaría jamás.. mientras lavaba los platos, soplaba una brisa fuerte por estar al pie del salto, un rocío que me daba el baño de los buenos días, y donde podía observar como se iba despejando el cielo, y se iba abriendo el paso de tan majestuoso paisaje cada mañana, y que seria mi ultima vista de ese lugar. Regrese y los muchachos ya estaban haciendo el desayuno. Desayunamos y a comenzar a empacar todo.  A las 10am ya estábamos arrancando a Purweken, los muchachos nos dejaron allá mientras iban a recargar combustibles.


     Fue el momento perfecto para compartir con la comunidad. Los niños estaban de vacaciones porque el salón de clase lo estaban reparando, ellos eran felices ayudando a cuajar el barro para las paredes, se divertían saltando y pisando el barro, nos miraban con pena y escondían el rostro de

felicidad para que no lo viéramos, otros se asomaban por la ventana y nos veían a nosotras, y cuando volteábamos se escondían, un juego de picardía e inocencia a la vez. Vane llevo una nariz roja y fue el juguete predilecto para sacarles sonrisas a los niños. Nos colocábamos la nariz de pronto y rápido nos la quitábamos, los niños se sorprendía con algo tan sencillo, muchas risas de parte de ellos cuando nos veían hacer eso. Esa satisfacción de hacer feliz a alguien es la mayor recompensa.

      Era increíble ver como todos colaboraban para levantar esa casita que era un único salón de clase, donde recibían a todos los niños de las diferentes comunidades cercanas, donde un solo profesor les daba clase a niños de todas las edades. Te revuelve los sentimientos, porque pienso que soy solidaria, cuando de verdad no lo soy viendo estas cosas. Acciones así me da motivación que voy por el camino indicado, y que estudiar la docencia universitaria me ayudara para trabajar de voluntaria en estas comunidades en un futuro.






     Los chicos de la comunidad nos invitaron a jugar voleibol. Jugué por más de una hora mientras esperábamos a los muchachos. Vane mientras hablaba con los niños de la comunidad que se les acercaba y compartía con ellos. Luego de un rato llegaron los muchachos, ya estábamos listo para arrancar a la excursión porque se hacia tarde. Victor fue nuestro guía y Rosendo uno de nuestros porteadores. Salimos al mediodía y rumbo a lo desconocido, con muchas expectativas de como seria esos dos días.




      Caminamos por la sabana y selva, Víctor nos enseñaba las propiedades de las plantas y para que las usaban, me nutria de esa cultura y esas costumbres. Rosendo no hablaba, entendía el español pero iba callado al final de nosotros cuidando nuestros pasos. Victor es un señor maravilloso, con alma noble y sin nada de malicia. Nos contaba que son ellos los guardianes del lugar, cuidar de que no llegue nadie a destruir su hogar. Le pregunté entonces porque cuando sobrevolabamos veíamos arboles quemándose en algunas zonas, y el nos dijo que como el verano es fuerte, la sequía ha secado los ríos donde ellos pescan, y para alimentarse, es decir conseguir proteínas, quemaban los árboles para que así brotaran unos gusanos gigantes que eran su sustento para esa temporada; era supervivencia. Llegamos al campamento base en medio de la selva. Nunca me había quedado en plena selva a acampar. Nos fuimos al río a darnos un baño y a relajar las piernas después de tan ruda caminata.


    La cena de nosotros era fajitas con atún, mientras Victor y Rosendo estaban en el río pescando bagre, unos peces muy pequeños. Ellos hicieron una fogata y los peces que pescaron los envolvieron en hoja de plátano y los metieron dentro de fuego para que se cocinaran, Luego nos dieron a probar con un poco de casabe artesanal hechos por ellos mismos. La cena estuvo increíble pero fue por el hecho de estar en lugar diferente, compartiendo con otras culturas. Nos acostamos temprano para al día siguiente salir a las 7am y seguir la caminata.


    Eran las 6am y todos a levantarnos y desarmar campamento, nuestro desayuno fue lo mismo que la cena. Salimos a la caminata y era pura selva, subidas y bajas, unas más fuertes que otras, pero me distraía viendo las aves de la zona y los nombres que le colocaban los pemones allá, me hubiese encantado tener una cámara fotográfica profesional y capturar esa fauna tan diversa. Cuando terminamos la selva, se asoma algo imponente, un sonido de una cascada. Íbamos

Salto de De la Cueva Fantasma
bajando cuando de pronto se asoma la cueva y el salto, unos 400 metros de altura. El camino adornaba el paisaje porque había una especie de grama bajita totalmente verde limón, Caminamos alrededor del salto hasta el otro lado y ahí lo contemplamos por un buen rato. Luego Victor bajó y todos bajamos detrás de el para ir hacia el salto. Él fue el primero en caminar y posarse debajo del salto. El otro loco que lo siguió... Adivinen. Jajaja, me fui hasta allá con todo y ropa por el frío y me trepe y escalé hasta donde mas pude. El agua que caía sobre mi era extraño, de pronto un rocío y una lluvia frágil. y de pronto un chaparrón que me quería tumbar contra el suelo y hacerme presión ahí. Daba gritos cuando de pronto caía esa agua fuerte, pero de emoción. Me encanta probar riegos y superar miedos. De ahí baje y bueno a pasar un poco de frío. Nos fuimos para que nos rindiera el día. Teníamos que llegar a la comunidad ese mismo día por el tema de que no teníamos tiempo. La caminata fue larga, un poco de cansancio pero pasaba rápido. Ya cuando pasamos la selva y llegamos a la sabana, yo decidí correr un rato. Me gusta correr montañas y cerros. Así que acumulé mis fuerzas para esas ultimas horas de caminata y corrí. Para mi sorpresa José también esta en el mismo plan que yo y me acompañó. Llegamos a un río y esperamos al resto del grupo. Luego todos seguimos caminando y llegamos a la comunidad, donde todos nos estaban esperando con ansias para que le contáramos nuestra aventura. La familia de Víctor lo recibió con toda la felicidad. Nosotros caminamos al avión y metimos todas nuestras cosas para irnos. Les dejamos una caja donde teníamos algo de comida para ellos. Nos despedimos de todos ellos y cuando nos íbamos nos dieron un cuadernos para escribiéramos algo. Me inspire y le escribí lo que me llevaba de ese lugar, Vane también lo hizo y nos dijimos que teníamos que volver a este lugar como voluntarias. Despegamos y veíamos todas esas manitos de esos niños con grandes sueños despidiéndose de nosotros con toda esa emoción.


Cueva Fantasma, descubierta en el 20016


Familia de Victor, su hogar

     Nuestro de destino ahora era la comunidad de Canaima. Cuando aterrizamos José cuadró lo del combustible, mientras nosotras cuadrábamos alguna posada o campamento. Dimos mas vueltas y

caminamos demasiado buscando. Les confieso que allá todo es caro, pero se puede conseguir algo bueno si se busca bien. La señora del cafetín del pequeño Aeropuerto donde se llega (super pequeño, es un lugarcito donde te reciben) nos ayudó demasiado, era las que nos llevaba a los lugares para ver si encontrábamos algo donde quedarnos. Yo he ido en otras oportunidades y me he quedado en campamentos, pero no quería quedarme ahí porque quería seguir conociendo lugares de esa zona. José tenia un amigo piloto que le comentó que tenia un familiar con un campamento ahí. Fuimos hasta allá cuando ya no conseguíamos más opciones. Los guardias nos llevaron porque era un poco retirado. Cuando llegamos y vi el campamento me dije que aquí era donde nos teníamos que quedar. He estado en varios y  también vi varios ese día y este fue el que más me gusto. José cuadró el precio y listo nos quedamos. Espectacular el campamento, se los recomiendo con los ojos cerrados, tiene la misma calidad que los campamentos más caros de la zona. No es por menospreciar pero Venetur lo único que tiene bonito es que esta al pie de la laguna, sólo eso. Les dejo la pagina del campamento para que entre y vean sus fotos y tengan el contacto: Parakaupa. Dos habitaciones con una terraza y hamacas. Una habitación para Vane y para mi, y la otra para los muchachos. Desempacamos, nos dimos el mejor de los baños, nos alistamos y salimos en el jeep del campamento hasta la comunidad para cenar. Cuando íbamos en camino vimos un lugar que nos llamó la atención, se escuchaba música y había luces y decía mirador Morichal, nos dijimos que de regreso pararíamos en ese lugar. Llegamos a un restaurante (un caney) en la comunidad y cenamos pepito. José fue al ciber (un café donde te puedes conectar al internet). Después de ahí nos fuimos (el chófer nos estaba esperando) y nos regresamos haciendo parada en el mirador. Ahí le dijimos al señor que se fuera que nosotros nos íbamos caminando (El señor fue super amable, también eramos los únicos que nos estábamos hospedando en el campamento). Cuando nos bajamos llegamos al lugar y resulta que es la discoteca de Canaima. Nos sentamos en la parte del  aire libre con vista a la laguna de Canaima y pedimos unas cervezas Zulia. El dj era un pemón y nos colocó un poco de música que le pedimos. Igual baile merengue y un poco de todo. Pero el dj se esforzó en colocar un poco de electrónica y dance para nosotros. Es que sólo habíamos dos grupos: nosotros, y otra mesa donde había como 6 pemones y una sola mujer pemona que bailaba con todos ellos y de la misma manera. Todos los géneros de música los baila pegado, muy extraño pero debe ser cultura de ellos. Nos fuimos de ahí super felices (para no decir prendidos), yo con dos cervezas estoy lista. Nos fuimos caminando y lo único que nos alumbraba era la luna y las estrellas. Nos acompaño uno de los barman hasta el campamento y se quedo un rato con nosotros. Estuvimos un rato en la terraza y luego a dormir.
   
    Nuestro ultimo día aquí en Canaima. Salimos al comedor del campamento y nos dieron un buen desayuno. Super completo. Ahí recorrí bien la posada y les puedo dar garantía de  que es bella.
Empacamos y nos llevaron hasta el aeropuerto. Ahí esperamos a que le colocaran el combustible a la avión. Mientras esperábamos y veamos que era larga la espera. Nos fuimos a la laguna y ahí nos quedamos un par de horas viendo, escribiendo y hablando de cualquier cosa. Al medio día nos fuimos y estaba todo listo para irnos. Nos despedimos del Sr. de imparques (él le prestó la bici a José para que fuera a la comunidad de nuevo al ciber) que fue super simpático con nosotros y también del dj que se estaba montando en otro avión con destino a Bolívar. Despegamos con un poco de nostalgia pero ansiosos ya por volver. Cuando llegamos a Maracay José se quedó porque se tenia que ir a otro lado. Nos fuimos a Valencia con Luiggi, y ya casi llegando nos tocó buscar a Jose en Maracay. Cuando estábamos en Valencia ya era tarde y Vane y yo teníamos que irnos. Yo había cuadrado un viaje para la Azulita en Mérida con mis amigos de escalada y ellos me estaban esperando a que llegara para irnos a Mérida. Me iban a esperar hasta ese día y me buscarían en Acarigua que era la ciudad que estaba en la vía y donde Vane iba llegar. Así que por falta de tiempo nos fuimos en un taxi hasta Acarigua. Llegamos tipo 8pm y de ahí me fui al EcoInn donde mis amigos me estaban esperando para ir en busca de otra aventura pero de escalada.




Una dedicatoria para la Fundación donde formo parte CAMINOS VERDES


    Me monte en la camioneta y agarramos rumbo a Mérida por la carretera de Barinas el Páramo...  La vía de noche para el Páramo es tranquila, ya le contaré como viví esta experiencia. No me quejo absolutamente de ningún viaje. Todos tienen sus encantos, sus paisajes. De verdad no les puedo decir qué lugar es más bello y cuál es el que llena más, porque va de la mano con tu forma de pensar... Prometo publicar próximamente la continuación... Tendría que contar mi vida, porque ya estos nos son viajes sino mi filosofía. 

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